Vistas de página en total

domingo, 11 de diciembre de 2011

Rivah es mi nombre.

'' No sé lo que vio . No entiendo que ocurrió allá abajo. Pero lo que sí tengo claro, es que no ha vuelto a ser la misma desde que salió de las profundidades de la ciudad. Está diferente, rara, más... inhumana. ''

Continué caminando hacía aquella luz, mi mente no me respondía, la espalda me provocaba apretar mis dientes hasta hacer sangrar mis encías del dolor, ardía y sentía que mi espina estaba apunto de quebrarse del dolor y la presión. Aguanté, no sé como, pero la rabia y el desconcierto podían conmigo y evitaban que pensase en algo coherente. 
Al entrar en aquella luz, mis ojos quedaron cegados por completo y tuve que llevar mi mano hasta ellos para intentar quitar algo de esa intensidad para poder mirar por donde pisaba. Creo que mi cara en esos momentos fue de total desconcierto, horror y a la vez sorpresa y emoción. 
Ante mi, se levantaba una vieja aunque sofisticada y avanzada maquinaria que cubría por completo toda una sala muy similar a las dimensiones de una nave industrial. A mi derecha, se encontraba una de las vitrinas cuyo interior estaba completamente lleno de unas aguas rojizas y unas cámaras de gas inducían algún tipo de vapor en su interior provocando grandes burbujas que caían pesadamente hacía el fondo. Avancé con cierto miedo pero me detuve a los pocos pasos tras oír como se cerraba tras de mi una pesada puerta metálica, me volteé y allí estaba; el ser más hermoso, más avanzado y más atractivo que jamás había visto... 
Me miraba como si esperase que me moviese... sus ojos brillaban con la luz de la sala, eran marrones claros casi ámbar. Cuerpo delicado, sugerente, de curvas sinuosas y marcadas y aún así, de aspecto fuerte pero sin musculatura. Seguía siendo femenina pero denotaba fortaleza con solo mirarla. Sus ojos se posaron en mí con pesadez y entonces descubrí que había algo más extraño que su increíble belleza en ella. Su cuerpo estaba cubierto por un mono blanco muy ajustado y algo grueso, con lineas rojas por cada una de las curvas de su cuerpo. Me acerqué despacio pero ella ni se movió hasta que estuve justo en frente. Era algo más alta que ella y miró a mis ojos, como si quisiera hablarme pero algo lo impidiese.
Como si de un acto reflejo se tratase acaricié su rostro, pero ella agarró mi mano, tan fuerte, que me hizo lanzar un alarido de dolor pero mi voz se ahogó ante el dolor de que cada vez apretase más y sonó un sonido hueco, caí de rodillas tras sentir como dentro de mi muñeca un liquido caliente hacía que el color de esta se tornase al principio rojizo, después completamente negro por alrededor. 
La miré con rabia pero pronto dejé de sentir la mano; bajo su cabeza hasta estar cerca de la mía y besó mis labios de una forma que no sabría describir. Su piel era extrañamente cálida sin embargo su sabor era metálico y temblé al saber lo que era. Jamás había visto de cerca un androide, salían a veces por la tele o en las grandes pantallas del metro hacía la ciudad, pero la parte en la que vivían era totalmente inaccesible para mi. 
Soltó mi mano y volví a quedarme en blanco, se arrodilló ante mí y me hizo recostarme en el suelo de hormigón de aquella gran nave subterránea.
Perdí la noción del tiempo, su sabor metálico me producía sueño pero la calidez de sus labios me mantenía despierta y algo jadeante a pesar de que su mano seguía notándola apretando mi muñeca y la otra paso a apretar ligeramente mi cuello. Separó ligeramente sus labios y me habló, su voz era dulce pero con toques algo fríos:
-¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo aquí? Los humanos tienen restringido el paso desde que las cloacas fueron abandonadas... es... interesante que te atrevas a venir aquí después de a ver visto a mi mascota, no se debe entrar en lugares ajenos a tu persona...
Ma.e sorprendí de su locuacidad, desde luego antes que máquina, era humana. Tragué saliva intentando dejar de jadear.
-Yo... Mi nombre es Rivah, vivo en... espera un momento... ¿Aquel jodido monstruo era tu...''mascota''? ¿A qué demonios jueg...? -No pude terminar la pregunta, se arrodilló encima de mi cintura y me golpeó con tanta fuerza que hizo sangrar mi mejilla con su puño.
Sacó una jeringa con un liquido de color verde intenso, intenté revolverme pero lo clavo con fuerza en mi cuello y vació su contenido, era como estaño liquido dentro de mis venas, pero no aguanté mucho a identificar el dolor cuando volvió a besar mi frente y su sonrisa maliciosa, fue lo último que vi antes de dormirme tan profunda y plácidamente como jamás había dormido en mi vida.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Escasos recursos

Al par de horas de estar recorriendo el alcantarillado comencé a sentir el hambre y la sed, pero la idea de parar no cabía dentro de mi cabeza.
Las orillas a veces se estrechaban y me costaba ver por donde pisaba, ya que poco a poco las débiles luces que pasaban a través de las rejillas de los desagües se iban haciendo menos constantes y se podía divisar por ellas que se estaba haciendo cada vez más de noche, incluso mas rápido de lo que acostumbraba, así, que no me quedó mas remedio que acelerar el paso.
Seguí avanzando... y seguí... y continué... pero no encontraba salida, puerta o siquiera escalerilla alguna. La oscuridad parecía comerse los pasos que había dado de aquí atrás y eso me inquietó bastante, pero eso pronto dejó de preocuparme; un ruido de tacones resonó por toda la galeria y avanzaban rápido hacia donde yo estaba. Me alarmé y busqué mi pistola pero sin éxito.
-¡Joder! - Pensé - Debí de haberla perdido cuando me caí... ahora es demasiado tarde para ir a buscarla... 
No tarde en encontrarme de frente con unos ojos azules, brillantes y grandes que me miraron sorprendidos, me miraron de arriba a abajo como quien mira un trozo de carne sin haber probado bocado en meses y yo retrocedí... al menos todo cuanto pude hasta que me agarró la mano y tiró de mi hasta el fondo de las aguas residuales, lanzando un graznido animal dejando ver por unos segundos, los suficientes como para congelar mi sentido de la razón, unos colmillos tan grandes que sobresalía su punta por encima del labio inferior de su rostro, eran de metal y fue una verdadera suerte que no me desgarrasen en ese mismo instante, poco hubiese durado de ser así.
No tuve tiempo de coger aire, aunque para mi salvación el viaje duró poco. Entreabrí como pude los ojos en aquellas turbias corrientes viendo en fugaces imágenes que me llevaba a través de un viejo túnel totalmente a oscuras.
Cuando pensaba que ya no podría aguantar más, y el aire de mis pulmones se acabó por completo, en un ágil movimiento, aquella criatura que no alcanzaba a ver bien en aquellos momentos, me lanzó hacía arriba, haciendo que mi cuerpo saliese del agua golpeando contra una pared de forma tan violenta, que se desprendió una parte del revestimiento de esta cayendo al suelo pequeños trozos de color blanquecino parecido a la cal. 
Me quedé en el suelo observando a mi alrededor mientras jadeaba y al intentar levantarme, el pie de la criatura pisó mi cabeza apretándome contra el suelo dejándome inmóvil. Estaba helado pero increíblemente, seco. Intenté hablar pero la criatura se me adelantó:
-Visualizador 3.07, identificación y autorización. - Escuché como se cargaba una pistola de energía sobre mi cabeza y mi cuerpo tembló de forma leve, no sé si por el frío o por el miedo de ese instante. La voz parecía mecánica pero de mujer, entonaba cada palabra como si fuese un programa de voz un tanto anticuado.
-Visualizador 3.07, identificación por favor. - Esta vez me sorprendí, sonaba mas agresiva y empezó a escucharse unos ligeros jadeos ahogados. 
Alcé la vista y pude observar que llevaba una mascara de gas que cubría hasta sus ojos, contorneandolos. Llevaba una herida sangrante en el pómulo derecho. Apenas pasaron unos segundos tras su último aviso cuando quito su pie de mi cabeza y cogiendo mi chaqueta y poniendo mi cuerpo contra la pared, forzándome a mirarla. Era más que obvio ahora que era una mujer, pero también que no era humana. Al menos no del todo. 
-Último aviso. Visualizador 3.07, muestre su placa de identificación inmediatamente. 
Señalé mi espalda con la esperanza de que entendiese que mi chip de identificación estaba incrustado en mi espina dorsal y casi inmediatamente volteó mi cuerpo con violencia poniendo mi cara contra la pared, arrancó mi chaqueta provocando que gritase de dolor. Jamás me habían dolido tanto todas y cada una de las articulaciones de mi cuerpo y pensé, que moriría allí abajo... para mi desgracia la tortura aún no había terminado; levantó mi camiseta hasta ver la mitad de mi espalda y comprobar la obertura en forma de ranura que tenia centrada en la espalda y retiro el recubrimiento de titanio que tenía sobre ella. Abrí los ojos e intenté darme la vuelta sin cambios en la androide. Se escuchó el sonido de un botón al presionarse y seguidamente, un ruido de cargador de luz, similar a cuando se encendía un ordenador. Me dije a mi misma que no quería morir y no pude evitar ponerme en lo peor, si esa máquina inyectaba un virus en la programación de mi chip y lo volvía a insertar...
Varias imágenes se cruzaron por mi mente en segundos, al menos hasta que sentí una fuerte corriente eléctrica recorrer mi cuerpo después de que se insertara un puerto en la ranura de mi identificador. Quedé paralizada por un tiempo que no sabría calcular, hasta que me soltó dejando de presionarme contra la pared y caí jadeando, pequeñas gotas de sangre caían de mis labios, del interior de mi boca hasta mi mano derecha que quedaba en esos momentos justo debajo de mi cara.
La androide se alejó de mi y me dejó allí, no comprendía nada: ¿Qué demonios hacía una máquina semejante en las alcantarillas viejas de Detroit? ¿Por qué tenía una programación tan específica y tan violenta? Hacía años que ese tipo de series se desecharon por suponer un peligro para los humanos. 
De repente me dí cuenta de lo que pasaba. Si yo no estaba autorizada para estar en ese lugar y solo se podía acceder con identificación serial mediante una tarjeta de identificación procesada por el antiguo capataz de la construcción de aquellas alcantarillas... lo más probable es que hubiese ido a avisar a la policía de que estaba allí... y lo peor de todo: que ahora tendrían mis datos. 
Noté como si una fuerte presión de dedos recorriese el interior de mi espalda, los músculos habían dejado de dolerme pero palpitaban con fuerza y un extraño olor a quemado me inundó la nariz. Jadeé de terror mirando a todos lados intentando saber por donde se había ido esa hija de puta y atisbé un punto de luz no muy lejos de donde estaba, y decidí caminar hacia ese lugar, pasase lo que pasase.

Licencia de Creative Commons
Diario de un sueño cyber/SteamPunk by Isabel Belando Gómez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en bio-mechanical-dreams.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://bio-mechanical-dreams.blogspot.com/.